miércoles, 3 de mayo de 2017

los tiempos del sol ultimos

los últimos tiempos del sol no vienen cerrando mi rumbo. lo vienen abriendo. lo abren hacia nuevos modos y tonalidades, colores. le proponen nuevos colores. Los últimos tiempos del sol ya van aflojando los nudos. Me estaban ahogando los convencionalismos, el amor institucionalizado. necesitaba correr hacia otros lugares y para eso tuve que esperar a que los nudos mismos se gasten, se deshagan lentamente hasta responderse los nuevos movimientos, los tiempos ultimos del sol.
Los últimos tiempos del sol van desmoronando los muros o tienden luminosidad en lo oscuro. Entra como luz, lo oscuro, lo escuro entra como luz en hebras invade irreparablemente la luz incesante tendida como un manto de estrellas. No se sabe cual es el predominio. Nos mantenemos mirando la persiana natural, la luz como materia pesando encima de nuestra retina, penetrando lentamente como plomo, ira, cosa en sí. 
Voy a volver sobre este cantito repetido, reiniciado, rondeau, redondo, saltando grupitos de europeos locos con pelucas sucias y genitales oprimidos, pálidos y húmedos. La enfermedad se lo comió todo, se tuvieron tanta lástima a sí mismos que se llenaron de asco. Vamos a volver transformados en luz, pero lo oscuro se abre como una persiana y se cuela inevitable. Me sentía atajado por las estructuras, las formas puras, y ahora las encuentro desabridas, demasiado óptimas, tan pertinentes como sobreadaptadas.
Las partituras y yo tenemos una relación. Yo, lector, intérprete, las rompería en pedacitos después del conflicto máximo, días y días para retomar una vez perdonado el colapso.  Entonces, quiero refundar nuestro encuentro. Hola, es la primera vez, te quiero descomponer en tus partecitas para reencontrarte una conmigo. Quiero que este proceso no sea doloroso para mi ni para usted. La trato de usted porque realmente respeto esta búsqueda, aunque sería terrible que se perpetue semejante parsimonia en nuestra relación. Yo te quiero en serio, cerca, no como una imagen lejana que me produce admiración y confusión. Respondo casi por miedo, a veces, ansiedad. No veo entonces nada, sólo un fogonazo. Los ojos funcionan de un solo lado, no puedo ver más que lo que puedo ver. Sin embargo, me gustaría salir del pantano, comprender los síntomas, defender mi vida.
Me pregunto cuales son los motivos para que mi pie no funcione del todo bien. Respondo, tenías que parar. ¿Que significa eso? Que me estoy complicando la vida, que tengo miedo de entrar en una situación de dolor y que a la vez se que existe fuertemente esa posibilidad. Que no dejé de moverme hacia nuevos terrenos cuando en verdad tengo que volver al mío propio. Que el amor no es posesión. Que no tengo que fundar relaciones de fuerte dependencia. El amor no es posesión. Mis pies dejan de caminar porque deben estar cansados, deben decirme que necesito parar de caminar. No puede ser, no hice nada, pero se ve que si. Es una cuestión que supera la lógica. Estuve queriendo ser autosuficiente y estratégico, me dediqué a pensamientos que reclaman éxito, entrenamiento, configuración, método, dinero, seguridad. Es un esquema de egoísmo socialmente insistido. Necesito cambiar mi modus operandi, o quizas no. Necesito cambiar mi rumbo. O quizas no. Necesito entrar en una depresión. O quizas no. Necesito insistir en el movimiento hasta que mi cuerpo responda. Seguro que no. Necesito descansar. Es probable. Necesito salir de esto. Seguramente. Voy a volver potenciado. Sin dudas. Voy a hacerme más fuerte. Claro. Tengo que salir del padecimiento pero antes tengo que defenderlo. Yo me detengo porque no puedo aguantar el peso de las responsabilidades que me quiero tirar encima. Tengo miedo de embarcarme en el exitismo.
La responsabilidad de hacer elecciones desde un canon asumido, un sistema de valoración que está puesto en dudas todo el tiempo. Hay quien nos mira con desden por honrar ciertos valores y viceversa. Pretendo saber con seguridad, pero pronto encuentro igual de válidos el error y el acierto. Se niegan y se conducen el uno al otro. La inhalación depende de la exhalación. La luminosidad ilumina lo oscuro a partir de que él es. Para observar el orden verdadero debería acaso estar yo mismo en un orden verdadero. Simultaneamente el caos hambriento. La manifestación de mi racionalidad me impulsa directo hacia mi animalidad. 

jueves, 12 de noviembre de 2015

trepa un filo contorneado por un cúmulo de brillos únicos, distintos. Aprieta con fuerza el paso. Un muro gigante de materia seca y elástica aprisiona la congestión. Trepa el filo hasta abrirse paso. Traspasa la tela frágil. Una hebra se distiende larga hacia el viento. Busca libertades. Se agita entre partículas y polvos. Deja entrar. Deja salir. Aparecen bichos y rabias junto a la puerta rota, la espada cansada. Un último líquido se arremete furioso. Se reparte en energías dispersas. Se disimula. Convierte el temor en promesa. La esperanza también es una condena. La última.

viernes, 23 de octubre de 2015

Vivo adentro del sueño. Apenas me doy cuenta. No puedo salir. No me despierto. Pasan cosas que no pueden ser en realidad. No tiene sentido. Aunque es muy parecido. Por eso, a veces me olvido. Hasta que, de pronto, se vuelve demasiado inverosímil. Entonces, contesto.
Los grandes acontecimientos logran embeberme en la atmósfera con más naturalidad. Son detalles más bien sutiles los que me alertan de que estoy adentro. Adentro o afuera, no sé donde quedan las cosas. Una vez alertado, todo se vuelve más pesado, como a punto de desprenderse de sí mismo. O podría, más bien, ser mi cuerpo el que se aliviana dejando todo atrás, y aparece entre el espacio y yo una distancia creciente. Parece que voy a soltar. Aparece que voy a soltarme. Y no. No me suelto nunca. Sigo en el sueño. Vivo adentro del sueño. Esta conciencia me invade como una urgencia terrible. Me suspendo en algo que nace como una intriga y pronto se trastorna y deviene misterio, quizás miedo y euforia y entonces pánico. Al tiempo la urgencia se quieta. Aparece una distancia creciente entre la urgencia y yo. La presencia del sueño se desvanece en las sombras del recuerdo. Las cosas recobran su peso original o, tal vez, yo me acostumbro a las nuevas condiciones o puede que nada haya cambiado nunca, porque, concretamente, sigo acá. No me despierto. Pero tampoco me impacta demasiado. No es ni siquiera nuevo. Entiendo que así funciona. Debe ser un sueño muy profundo. Me pregunto si me acordaré de como son las cosas de este otro lado o sí despertaré sin saber siquiera que estuve encerrado tantísimo tiempo. 
Creo que hay otros a mi alrededor. Sólo lo sospecho. A algunos los encuentro en una de esas veces en las que están al borde de despertarse pero no pueden. Presentan los mismo síntomas que yo. Caldean en su interior cataratas de humores cada vez más furiosos hasta que retornan a una calma esquiva, ciertamente, distante, somnolienta. Abandonan las preguntas porque la confusión es demasiado grande. Se cansan. Desearían escapar de la tortuosa insistencia de que algo absorbe los indicios. El recuerdo, así sea un nebuloso entramado de formas confusas y apretadas y proliferantes,previene de entrar en los pantanos de un presente amenazadoramente tambaleante.
Con esforzados parámetros, retomo los días y comprendo que estar acá es para todos igual de extraño. Ni yo ni nadie pretende perder la cabeza dentro de los insondables laberintos de este sueño que deambula dentro y fuera, justo en el borde de la pesadilla. Desde el borde uno no puede ver los abismos a los lados. De verlos es muy posible caer.
Finalmente, me pregunto si la caída no será justamente la salida... si es que hay salida o algo como estar "despierto" o estar "dormido".

lunes, 19 de octubre de 2015

No podrías enfrentar mi coche. No podrías enfrentar el motor. Hubieras podido, antes. Antes era posible. Todas mis puertas estaban abiertas. No hay posibilidades de desarrollar nada ahora. Sos un objeto perdido en la dirección. Una cartuchera nueva. Unos zapatos rotos. Un juguete, ni siquiera mío. Un cuerpo plano.
Muy temprano me desbordé.  Lo que tengo es muy raro. Sólo les pasa a los viejos o a las personas que gestan mucho tiempo encerradas.  Pero mi condición es otra. Es otro el camino por el que llegué a perderme así. Una fuga de agua y de aceite. No hay posibilidades de aprender nada ahora.  Puedo hablar de cosas, todavía, pero tengo que leerlas o repetirlas mecánicamente. Lo que tengo es muy raro. No sirven las palabras. Puedo cancelar mis compromisos, quizás así evite un mal mayor. Es un colapso masivo. Confundo y expongo procesos inconclusos, pero parecen desvestir mis géneros y certezas. Prácticamente dediqué mi vida a este intento. No supe que podía no ser. Prepararíamos un espacio agradable, con buena luz que entre por las ventanas y flores con olores suaves, telas y paredes blancas y una feliz sensación de muerte. Vida.

martes, 6 de octubre de 2015

amenaza la mañana disentir 
y dejar entrar en un solo viento
soplos de fuera hastalterar todos tus dulces años
vinimos del costado desde el costado abajo
armando y llegamos a tocar el sol
repetimos formas permitidas invirtiéndonos
infiltrándonos
tan pronto comprendimos que la alteridad
tiene escondites en la soledad
y que hace falta hablar lenguas esquivas
repetimos esas formas permitidas
y sin siquiera fingir, una mañana disentir
y dejar entrar en un solo viento soplos de afuera hasta alterar todos esos dulces años que habitamos escondidos
crecimos del costado desde el costado abajo armando y dando señuelos a los hombres que pura necesidad sucumben ante el frágil coqueteo de la pertinencia.

domingo, 13 de septiembre de 2015

por no romper todo ni herir ni juzgar

no me puedo concentrar sí estás acá
no puedo ni siquiera respirar sin dificultad
todo se vuelve espeso
el aire
 el tiempo
y se aletarga
como un golpe interminable
una contusión corta y seca
detenida en un ritmo retrasado
repito la culpa
saboreo, enjuago la culpa
recibo la culpa
prefiero morir a seguir sosteniendo oscuridades tan desposeídas

las noches enteras de tu soledad, tus olores profundos, tus músculos completamente deprimidos, arruinados sobre sí mismos
si no lo resuelvo yo tampoco lo quiero resolver porque se me viene una culpa gigante
y la saboreo y la enjuago y la recibo
porque prefiero morir a no hacerme cargo de sostener oscuridades tan desposeídas

el problema sigue siendo que no me puedo concentrar sí estás acá
ni siquiera puedo respirar
y así intente ser
liviano
es una mole de cemento
tu vida
un pantano en el que se hunde la casa entera
y se ensucia y se desatiende
y todos queremos desaparecer
perder el nombre, el cuerpo
con tal de que algo se aliviane


lamento la tan cruda honestidad
intento ahondar en los confines del odio
para ver si así puedo sacarmelo y volverme bueno
y dejar de sentirte como una carga
ese es mi deseo
encontrarte de pronto en el ángulo donde reside lo bello y lo hermoso
y recibir tu compañía como una bendición
 y que juntos hagamos de esto para ambos una cosa más liviana, mas suave
y poder estar acá a tu lado y poder concentrarme
y poder respirar
y que el aire y el tiempo sean ligeros
y fundemos nuestros espacios unidos sin invasiones ni colonizaciones
y sonreir y contarnos cosas lindas
y soltar cargas de antes, tuyas, mías, limpiar todo, incluso crecer un poco más, aunque parezca que ya crecimos mucho, que tus pliegues guardan el conocimiento de un árbol anciano, que pronuncian un lenguaje diferente, invisible dentro de estas medidas, un lenguaje sólo posible a la luz de los años que me quedan por vivir y de todo lo que puedo aprender