jueves, 12 de noviembre de 2015

trepa un filo contorneado por un cúmulo de brillos únicos, distintos. Aprieta con fuerza el paso. Un muro gigante de materia seca y elástica aprisiona la congestión. Trepa el filo hasta abrirse paso. Traspasa la tela frágil. Una hebra se distiende larga hacia el viento. Busca libertades. Se agita entre partículas y polvos. Deja entrar. Deja salir. Aparecen bichos y rabias junto a la puerta rota, la espada cansada. Un último líquido se arremete furioso. Se reparte en energías dispersas. Se disimula. Convierte el temor en promesa. La esperanza también es una condena. La última.

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