sábado, 22 de mayo de 2010

Carta

Querida (dearly beloved):
Empecemos por el hecho de que vos me enseñaste a Julio y eso cambió mi vida sustancialmente, hubo un antes y un después que me llenó de palabras e imágenes que desconocía. Eso es muy generoso de tu parte. Para serte sincero, nunca me pude despedir de vos y eso todavía me pesa. Las cosas están muy cambiadas desde que te fuiste, o al menos yo las percibo así, ajenísimas, las cosas están enojadas conmigo o yo con ellas y no logramos entendernos y nos agredimos constantemente. ¡Que aterrador! Si estuvieras acá con tus vestidos y tus libros estarías tan indignada y nos retarías a todos y te pediríamos perdón porque tenés razón, siempre tuviste razón en todo y y no nos habíamos dado cuenta... no del todo ¿Me explico?
Te extraño de una manera especial, porque no es dolorosa (si bien lo es). Es más bien un "hasta luego", y después te pregunto, y siempre fue un hasta luego con vos. (Que trillado todo esto, que armado, que sacado de un libro, como inscripto en una lápida) Y en cada palabra de Julio estás vos y te juro que no hay cronopio que no seas vos, no hay cuento que no seas vos y sé que si alguna vez aprendí a llorar fue para llorarte. Ahora enseñame a detener el llanto, porque voy a inundar el cuarto y el barrio, porque las bocas de tormenta están mal construídas en toda esta gris Buenos Aires y se saturan más rápido que yo...
Soy conciente (porque te fuiste con las valijas y sin teléfonos y con un montón de libros, definitivamente para no volver) de que es inutil pedirte que respondas esto, aunque tenés que saber que es mi deseo más profundo y que ese deseo está lleno de ardor y de arena, en el corazón. Respondé, porque necesito preguntarte más cosas y saber como estás y que todo esto no sea tan usado, como un mito contado de boca en boca miles de veces, devaluado..
Todo el tiempo fuiste una persona de grandes palabras, para vos no hay sentimiento que no sea (y deba ser) absoluto, postura kantiana, pero vos estás tan alejada de Kant, de lo establecido, de la norma, de los imperativos categóricos, porque vos sos Cortazar y no necesitás a Morelli para devastar todo lo preconcebido.
Ahora que haz decidido congelarte, sonrisita, pucho, los quiero mucho, aunque te veo poco, vine a descongelarte. Ahora tengo ganas de saber cuales eran esas dos cosas buenas que habían pasado un día y que nunca te decidiste a contar, tengo ganas de compartir ese vino barato en cualquier plaza de Banfield, o de Marmol, los quiero mucho, aunque los veo poco.
Es tan fácil llorar con dos fotos tuyas encima y que nadie lo entienda y que nadie lo vaya a entender nunca. Ay, y te morías de risa cada vez que nos veíamos y compartíamos un cigarrillo (la cerveza la pagabamos a medias). Aunque fue una cuestión más de mi parte, yo disfrutaba mucho de los momentos que pasamos juntos, nunca muy íntimos, siempre entre música y muchos amigos, y no me preocupaba demasiado por saber qué rol jugaba yo en tu vida.
Aunque hubo una vez, una noche de velitas y canciones alternativas, en la que hablamos mucho tiempo, de la sociedad y de la acción social en general, de lo mucho que detestabamos el partidismo necio, del odio a Macri, de que moriríamos haciendo la revolución. La última vez que te vi fue de casualidad (¿Causalidad? ¿Fatalidad?). Yo había caído en el IUNA, y vos te estabas anotando en el curso de ingreso para la carrera de cine. Un amigo te esperaba adentro. Llovia, tenías un vestido verde escoces y estabas más flaca y alta. Hablamos poco, convenimos vernos en una plaza y tomar el vino (pero eso lo hacíamos cada vez que nos veíamos y sabíamos que...).
Pero siempre (te) postergué... porque hay tiempo. Ni una sola mora nos haz dejado, mujer gato, eternamente, inmortal.
"(...) Mísero y débil cuerpo humano (---) incontrolables horas de dolor y escasísimos minutos de alegría (///)".





Puente
púm!

···························Agua








-.que jovencitas
las chicas más lindas que viste en tu vida.
He decidido congelarme
y esperarte.
cuando tengas ganas de volver
avisame
dibujando una rayuela en el piso
va del suelo al cielo
va del cielo a suelo

y es lo peor del mundo también...
vos tenés sueño todo el día...
y me pareció verte en una esquina.-


(Ojalá no hubiera pasado tanto tiempo, ojalá me acordara de todo lo que sentí... ojalá me acordara del sonido de tu voz... y ojalá sirviera de algo)