domingo, 13 de septiembre de 2015

por no romper todo ni herir ni juzgar

no me puedo concentrar sí estás acá
no puedo ni siquiera respirar sin dificultad
todo se vuelve espeso
el aire
 el tiempo
y se aletarga
como un golpe interminable
una contusión corta y seca
detenida en un ritmo retrasado
repito la culpa
saboreo, enjuago la culpa
recibo la culpa
prefiero morir a seguir sosteniendo oscuridades tan desposeídas

las noches enteras de tu soledad, tus olores profundos, tus músculos completamente deprimidos, arruinados sobre sí mismos
si no lo resuelvo yo tampoco lo quiero resolver porque se me viene una culpa gigante
y la saboreo y la enjuago y la recibo
porque prefiero morir a no hacerme cargo de sostener oscuridades tan desposeídas

el problema sigue siendo que no me puedo concentrar sí estás acá
ni siquiera puedo respirar
y así intente ser
liviano
es una mole de cemento
tu vida
un pantano en el que se hunde la casa entera
y se ensucia y se desatiende
y todos queremos desaparecer
perder el nombre, el cuerpo
con tal de que algo se aliviane


lamento la tan cruda honestidad
intento ahondar en los confines del odio
para ver si así puedo sacarmelo y volverme bueno
y dejar de sentirte como una carga
ese es mi deseo
encontrarte de pronto en el ángulo donde reside lo bello y lo hermoso
y recibir tu compañía como una bendición
 y que juntos hagamos de esto para ambos una cosa más liviana, mas suave
y poder estar acá a tu lado y poder concentrarme
y poder respirar
y que el aire y el tiempo sean ligeros
y fundemos nuestros espacios unidos sin invasiones ni colonizaciones
y sonreir y contarnos cosas lindas
y soltar cargas de antes, tuyas, mías, limpiar todo, incluso crecer un poco más, aunque parezca que ya crecimos mucho, que tus pliegues guardan el conocimiento de un árbol anciano, que pronuncian un lenguaje diferente, invisible dentro de estas medidas, un lenguaje sólo posible a la luz de los años que me quedan por vivir y de todo lo que puedo aprender

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