Grandes voluntades ocultas tras una idea muerta,
se guardan de toda frustración posible
e intentan solo para adentro,
en un silencio que se va volviendo
sepultura
Hay cosas que mejor soltar
antes de que se vuelvan premisa máxima
de nuestro delirio diario
Conviértase mi mente en un santuario gris
tras un telón de acero
que ahoga tras de sí el estridente cantar
de un trombón embravecido
por la furia que sacude toda mi energía vital.
El amor salvaje atravieza mi existir,
bajo una luna que agoniza en las tinieblas.
Olvida la poesía:
todo lo que hay de necesario en esta vida es magia
que se percibe como un estímulo confuso
desde que fui arrojado aqui,
o aún antes,
en un cuerpo que arrastro de aquí para allá,
testigo infiel de tan turbulenta maravilla.
y lejos, muy lejos, en un lugar que no sé,
estoy parado y desnudo,
contemplando en silencio,
imperturbable
una mente que levanta vuelo
en el momento más insoportable de la tortura
y se divorcia de todo sentido.
Toda forma de organización humana que comprenda
es un puente tendido hacia el otro,
un paso que te aleja de la temible y solitaria locura,
al menos, superficialmente,
pues una mente despierta sabrá reconocer el supuesto aparte,
ese que no se piensa y no se dice,
el Dios deslucido y mundano,
la frágil creencia en la que se sostiene toda estructura ideada por el hombre,
que hasta en el más racional de sus intentos
se vuelve asustado hacia sus instintos desesperados;
nos es imposible negar que tras todo lo que afirmamos en nuestra cabeza,
hay una novedad nacida del tiempo
opacando con su brillo
nuestra terca obstinación,
hundiéndonos en la mediocridad.
Un presente que puede sorprendernos
con las manos cubiertas de sangre
sin aviso alguno,sacudidos por una emoción incontrolable,
irreconocibles y abrumadoramente feroces
como una estrella que estalla
en el infinito hasta apagarse
y dejar de ser.
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