dejate salir, dale, andá a alguno de esos lugares donde no te podes abarcar, donde no hay categorías que puedan ordenar nada.
estabilidad.
que desastre, limpiate los mocos.
Tenés toda la cara llena de mocos.
mmm mmm, yo no traigo sonrisita cómplice, miradita condecendiente, un dejo de incomprensión,
para que las cosas se acomoden hay que sacudir los esquemas
además sería quedarme quietito conteniendo la respiración pulso tras pulso escucho
no me acuerdo de las cosas que no viví
no me acuerdo de las cosas que no me contaron
tengo un incienso prendido en la habitación y un gato bravo que juega con las hojas secas
tengo la guitarra que suena batida que suena abatida
lo gracioso es que cuando pronunciás las cosas cobran una entidad que parece que uno abre la puerta a análisis y apreciaciones sobre cuestiones en las que quizas uno no está dispuesto a ceder, a conceder.
Y de pronto el nombre de tu silencio, de esas cositas que callás para negociar tu libertad con la libertad del otro, amor mío, vínculos sagrados, supraterrenos. si vos ya sabés todo de mi, en realidad, pero es mejor que ciertas cosas sean subyacencias pues la palabra otorga una entidad a las cosas que hace que no puedan darse sin más, de pronto buscan su causa, su motivo primero, para poder sostenerse porque sino esto parece la locura. que es esa tensión que no termina por resolverse. me encanta como se siente. es como una urgencia (y el mejor estado es el de la urgencia, sensación de vivir con curiosidad la vida, movimiento, alarma: me gustaría que nos hablaramos de otras maneras, más directas, acá hay demasiado palabrerío sólo para decir "yo quiero", "yo elijo", "yo soy". todo el conocimiento puesto al servicio de nuestras mentes caprichosas que quieren asegurar para sí ciertas comodidades que nos centran en-
me levanto y soy una cucaracha que persigue el gato negro, y que araña y razguña; nací al lado de Cristo, entre las mantas que lo envolvían y lo acompañe hasta la muerte y hasta la vida una vez más. Hileras de minas en el campo sembrado. una explosión en la vagina de una virgen mujer en llamas. Mi prisión en el medio del océano nublado. Cuando miraba el mundo desde ahí sentía que la maravilla era inabarcable. Una ventana para fuera era la ventana que me llevaba para adentro.
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