sábado, 13 de noviembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
viernes, 6 de agosto de 2010
De La ciudad, y otras cosas.
El cansancio de la tarde pegajosa y pesada, de tren a hora pico apestando a baño público como tiene que ser y está bien. La gente insiste mucho en que hay que mantener la ciudad limpia, en que es un cambio de conciencia, en que nada más hay que acostumbrarse, pero la ciudad es un ámbito sucio y podrido porque quienes la habitan están sucios y podridos y está creada con el fin de ensuciar y pudrir. La asinación, vivir como hormigas cuando hay tanto espacio, vivir chocándonos los codos, explotándonos e incomodándonos entre todos. Queriendo actuar como buenos samaritanos, guardándonos el papelito en el bolsillo, accediendo a embellecer falsamente una ciudad donde la gente muere en la calle porque no tiene donde dormir, donde el dinero compra la identidad, donde la prostitución, el tráfico, la política, etc... la ciudad ES sucia, porque los ciudadanos están tristes y viven mal, porque está creada para que algunos vivan en las peores condiciones mientras a dos cuadras Palermo, Recoleta y Puerto Madero brillan llenas de luces y pulcras, derramando argentinidad y mentiras, cubiertas de cemento y brea caliente como ocultando el olor a podrido de la tierra muerta en las profundidades. Gangrena.
Y para engañarse a sí mismos, para dar buenas impresiones, los colegios privados se enalzan bellos y seguros, mientras las instituciones públicas se caen a pedazos. Y no hace falta aclarar que la existencia misma del colegio privado es un atentado a la educación pública, ya que el primero depende de la precariedad de la segunda, es decir que mientras peor funcione la escuela pública, más poderosa se hará la insitución privada, la empresa que comercializa el saber, los sofistas del siglo XXI.
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(Y además, la adultez amenazando en la puerta, los gritos y golpes, toda la violencia proferida como fruto del más puro hastío hacia el mundo humeante, el enojo)
Empieza a latir el odio, la frustración y el fracaso de los que están cagados por el sistema, de los que esperan la revolución en un aumento de sueldo que nunca llega, de los humillados, de los hipócritas que siempre esperan.
Y los más poderosos culpan al pueblo por las posibilidades del pueblo y lo quieren marchitar al igual que ellos están marchitos.
Por todo esto, más que nada, me vuelvo pura angustia y ganas de que me obliguen a irme, a salir a pelear, porque además tiemblo de miedo y sería trágico para la revolución encontrarse con un miedoso más. Por todo esto, también, duermo intranquilo, por todo esto viviré inquieto toda mi vida, ajeno como nadie a la comodidad, renegando de mi asquerosa condición burguesa, clase media, y todo lo que eso conlleva. Por todo esto, la ciudad se yergue bestial, funcional a la desigualdad, funcional al control, al comercio, al consumismo, a que nos exploten, a que nos..
de la frase: "Criticar es quedarse en el pasado, hacer es proyectar hacia el futuro".
Estos términos (quedarse, proyectar,etc) pueden ser vistos como "palabras talismán", ya que producen en el receptor un impacto desequilibrador, como una especie de...
martes, 3 de agosto de 2010
Dos de Copas
Angel
En que estabas pensando cuando decidiste traicionarme
Burlarte de mi sueño eterno y luego hacer alarde
Acribillar mi cuerplo enfermo y luego escaparte
Como un cobarde
Sabes
Yo te perdonaría todo en un solo instante
Debes jurarme honestidad y entonces confesarte
Debes dejar tu vanidad para aprender a quemarte
Como un mortal más
Tus manos sobre mi piel derramarán como llamas
Que arden como el eden que arde a tus pies.
Como humo se expande mi ser azul y te envuelve
Y te cubre del frío del invierno gris
Del invierno triste y lejos de Paris
Y de Dalí
Traes
Flotando entre tus dedos el aroma rojo de su carne
Temblando como un pobre diablo y con voz suplicante
Bebiste el vino de esta copa y el vino era sangre
Mi sangre
Dos copas bebiste
En dos copas me bebiste
Tus manos sobre mi piel derramarán como llamas
Que arden como el eden que arde a tus pies
Como humo se expande mi ser azul y te envuelve
Y te cubre del frío del invierno gris
Del invierno triste y lejos de Paris Y de Dalí
lunes, 26 de julio de 2010
(P/M)aternidad.
domingo, 4 de julio de 2010
Hace tanto frío y lo único que quiero es tener los pies bien cerquita de la estufa y no pensar en nada, mirar la televisión o escuchar la radio o hacer todo lo posible por caer en la idiotez y la vanalidad y evitar abstraerme, inquietarme, golpearme de nuevo la cabeza contra la pared ahogado en el gran cisma entre lo que es/no es y lo que no es/es (Esa es la cuestión).
Bienvenido al mundo, es así de cruel como lo ves desde tu deplorable existencia de ojeras e insomnio donde vulnerable sos como tu vida es vulnerable y como tu alma de cliché es vulnerable y pende de una telaraña.
No hay nada más amargo que la risa, nada menos parecido a vos, aunque ayer nos reímos tanto de todo y de todos, pero ahora es nuestra culpa porque no nos dimos el tiempo... Es nuestra culpa y la maldita culpa de nuestra maldita naturaleza humana (las palabras traicionan y se intercalan como jugando(me)), siempre estuvimos demasiado enamorados de lo momentaneo, lo transitorio.
¿Y como hacer para evitarlo, evitarnos, mirar para otro lado, bajar la mirada y ahogarnos en/con nuestras lágrimas? Caminar, retomar la vida, mirar a todos estos que no se la merecen porque todo es proporcional y vos la merecés proporcionalmente más que aquellos que ya estan muertos, que viven muertos porque predican muerte, porque son vulgares en todas sus acciones pero más aún en todas sus renuncias. ¿Como explicar dolor? Se entiende...
(Y si te fuiste a veranear, volvé en el verano, no nos hagas esto, volvé riéndote que acá compramos el verso, que acá te vamos a retar pero prometo que van a haber más abrazos que bofetadas, que te vamos a cuidar, que no va a volver a pasar, que nunca pasó, que es todo un mal sueño, y nos caímos de la cama):
(Ou)
sábado, 22 de mayo de 2010
Carta
Empecemos por el hecho de que vos me enseñaste a Julio y eso cambió mi vida sustancialmente, hubo un antes y un después que me llenó de palabras e imágenes que desconocía. Eso es muy generoso de tu parte. Para serte sincero, nunca me pude despedir de vos y eso todavía me pesa. Las cosas están muy cambiadas desde que te fuiste, o al menos yo las percibo así, ajenísimas, las cosas están enojadas conmigo o yo con ellas y no logramos entendernos y nos agredimos constantemente. ¡Que aterrador! Si estuvieras acá con tus vestidos y tus libros estarías tan indignada y nos retarías a todos y te pediríamos perdón porque tenés razón, siempre tuviste razón en todo y y no nos habíamos dado cuenta... no del todo ¿Me explico?
Te extraño de una manera especial, porque no es dolorosa (si bien lo es). Es más bien un "hasta luego", y después te pregunto, y siempre fue un hasta luego con vos. (Que trillado todo esto, que armado, que sacado de un libro, como inscripto en una lápida) Y en cada palabra de Julio estás vos y te juro que no hay cronopio que no seas vos, no hay cuento que no seas vos y sé que si alguna vez aprendí a llorar fue para llorarte. Ahora enseñame a detener el llanto, porque voy a inundar el cuarto y el barrio, porque las bocas de tormenta están mal construídas en toda esta gris Buenos Aires y se saturan más rápido que yo...
Soy conciente (porque te fuiste con las valijas y sin teléfonos y con un montón de libros, definitivamente para no volver) de que es inutil pedirte que respondas esto, aunque tenés que saber que es mi deseo más profundo y que ese deseo está lleno de ardor y de arena, en el corazón. Respondé, porque necesito preguntarte más cosas y saber como estás y que todo esto no sea tan usado, como un mito contado de boca en boca miles de veces, devaluado..
Todo el tiempo fuiste una persona de grandes palabras, para vos no hay sentimiento que no sea (y deba ser) absoluto, postura kantiana, pero vos estás tan alejada de Kant, de lo establecido, de la norma, de los imperativos categóricos, porque vos sos Cortazar y no necesitás a Morelli para devastar todo lo preconcebido.
Ahora que haz decidido congelarte, sonrisita, pucho, los quiero mucho, aunque te veo poco, vine a descongelarte. Ahora tengo ganas de saber cuales eran esas dos cosas buenas que habían pasado un día y que nunca te decidiste a contar, tengo ganas de compartir ese vino barato en cualquier plaza de Banfield, o de Marmol, los quiero mucho, aunque los veo poco.
Es tan fácil llorar con dos fotos tuyas encima y que nadie lo entienda y que nadie lo vaya a entender nunca. Ay, y te morías de risa cada vez que nos veíamos y compartíamos un cigarrillo (la cerveza la pagabamos a medias). Aunque fue una cuestión más de mi parte, yo disfrutaba mucho de los momentos que pasamos juntos, nunca muy íntimos, siempre entre música y muchos amigos, y no me preocupaba demasiado por saber qué rol jugaba yo en tu vida.
"(...) Mísero y débil cuerpo humano (---) incontrolables horas de dolor y escasísimos minutos de alegría (///)".
púm!
jueves, 29 de abril de 2010
Del todo
No es una cuestión de caer en el egoísmo, sino de pasar el fósforo para ayudarlos a encender su propia antorcha. Consiste en no entregar, porque no hace falta, ni la caja entera ni la antorcha ni el sol.
Lo que más duele es que no importa cuanto pidan, realmente y sinceramente uno está dispuesto a dar. Porque dar es hermoso, aunque el ambiente se llene de payasos y agradecimientos ficticios que desembocan en ataques que desestabilizan y lo corrompen Todo. Es que claro, el Todo NO empezó siendo una caricatura, una triste resaca de lo que es la felicidad, sino que realmente fue la fue. De a poco y entre tanto frío se fue resquebrajando. Se fue volviendo la Nada enmascarada bajo el rostro de Eva, la Nada primera y la más virgen y simple.
Intentar que la mente se haga aparte y tratar de construir un robot frío y sin corazón para completar un rompecabezas ajeno y agresivo es un juego no muy simple, y siempre caigo en la trampa. La estrategia fundamental es mantener la objetividad, pero ¿Quién puede? ¡Es tanto más fácil simularla y vaciarte la boca o taparte los oídos! Es su gloriosa felicidad a expensas de mi vulgar dolor, que quizás no es el mismo ni es tan grande, pero es. Quizás la cicatriz no esté abierta, o se esconda en mi espalda y sea invisible la mayor parte del tiempo, pero está. Y no me pregunten porque ES el Dolor ni qué es ni para qué existe, porque no me importa y no sé la respuesta... Nada más es porque tiene que ser, aunque en sí mismo no tenga nada de necesario.
J.
lunes, 12 de abril de 2010
lunes, 5 de abril de 2010
Mateo
Arrugar mucho la cara es lo más parecido a llorar. Demasiados actores son ejemplo. También, se puede esconder la cara entre las manos pero es caer en la obviedad. Me contaron de unas gotas que usan, que irritan sus ojos para hacerlos cascada. En serio. Me pregunto si el efecto es instantaneo o progresivo. Llorar. Deshacerse en agua salada. Mateo no llora. Pasa sus días siendo juegos y destrucción. Mateo lo destruye todo porque no tiene miedo. A veces, muerde los cables o rompe los vidrios, y no es consiente de que todo eso va a mudarse en fatalidad. En Mateo no existe la fatalidad. Es bastante absurdo, quizás la ausencia de esa fatalidad signifique que Mateo ya está muerto o que Mateo es inmortal. Creo que lo es. Creo que Mateo es inmortal. Está condenado a ser una eternidad de juegos y destrucción.
De todas maneras, estoy seguro de que le duelen mis esporádicas ausencias. Mateo no es bicicleta, pero quiere serlo cuando me ve irme con ella, que parecía tan inofensiva, tan quieta, tan estacionada y que ahora se precipita violentamente en aceleración y ruedas y piernas.
Todavía no conoce el invierno porque nació en verano. Va a haber una guerra entre Mateo y el invierno. Somos bichos de calor y no de groseras mañanas de mil bufandas que suelen terminar en los cordones de la vereda. Porque no hay otro lado, porque la bufanda es de la calle y no de la percha ¿Para qué volver al encierro de la casa, al calor de la estufa, si hay tanto frío que curar?
Mateo lo entiende todo así, todo con alma, todo con amor o con odio. La otra vez vio pasar un avión (¡El primer avión!) y pensó que era un dragón. Lo miró dos segundos y se aburrió, a otra cosa, a hacer un pozo o a jugar a la mancha. Nada lo maravilla demasiado. No es su culpa, lo que pasa es que Mateo es conciente de que todo en él es maravilloso y aprovecha la ternura porque ¿Que le voy a decir? Me mira tan herido con los ojos enormes después de destruirlo todo que no puedo no llenarlo de abrazos y redención. Basta, Mateo. Si, Mateo. Te quiero, Mateo.
Fraterna
Eva, todo en vos era traición y clandestinidad y café tibio al atardecer. ¿Como salir y exponernos? ¿Como entenderían ellos que nosotros eramos uno y que no se nos podía nombrar por separado?
La casa era nuestro fuerte de batalla, y estábamos a salvo en ella que estaba tan lejos de todo, que no era familia, que no era juicios ni condenas. La casa nos guardaba.
A veces, nos visitaba la tía Miriam y no nos entendía, Eva. Cada palabra que decía era sugestión, era separarnos, pero ya era tarde y no podíamos. Entre las sábanas se habían perdido ya los juegos de la infancia, la dulce inocencia fraternal, que ahora era manzana mordida y que había devenido inevitablemente en La Caída.
Nos volvimos tan mortales, Eva, y conocimos el dolor.
Antes, nos protegían los lazos familiares, los campos de papá, los abrazos de mamá, las abultadas cuentas bancarias, todo lo que eramos.
Pero nos amamos tanto, porque nunca fuimos hermanos, porque caí en tus brazos eternamente y me dejé fundir en vos, porque las raíces ya no nos importaban y era tan poco decir sangre, decir argentinos, de Banfield, hermanos. Nos volvimos locos, Eva y yo, locos de amor y lo abandonamos todo. Transformamos la abundancia en Zona Oeste y casita sin patio.
¿Quién lo hubiera dicho? Las señoras se indignaban más que el resto. Porque tienen el demonio adentro y los malcriaron demasiado, porque papá era campos y mamá era abrazos.
Ergo, estaba mal, y nos miraban de costado y vos dudabas, todo tan turbio, Eva, y vos tan transparente. Yo trabajaba en la imprenta, vos me esperabas con el caldo o la polenta, carne, a veces, carne, cada vez menos.
Esa mañana había vuelto a venir Miriam, pero esta vez cambiada, sin frases alarmantes, callada. Pensé que quizás se había acostumbrado a la idea de Eva y yo, aunque el incesto era el incesto, pero nosotros ya no eramos hermanos.
Entonces la imprenta, corregir un libro, redactar un prólogo, una opinión sobre el gobierno Kirchnerista.
Después, un remolino de desventura y ausencias y silencio.
Y la casa estaba en silencio, era raro, porque Eva escuchaba la radio a esa hora. Pero Eva no estaba, ni la tía, ni Eva, ni la ropa de Eva, ni el baúl ni la radio ¿Donde estás?
Nada. Se la llevó. Esta hija de puta la convenció y no me di cuenta, pero claro, si Eva hace días que se negaba a hacer el amor.
Aquí comenzó la turbulencia y rompí todo y llené la casa de lágrimas y arroz. Y entre tanto desorden ¿Que veo? Tira reactiva, dos rayas. Eva, yo, conjuntiva, emulsión, procreación. ¿Donde estás? ¡Qué paradoja, Eva! ¿Porque no me dijiste? De nosotros, la luz, la carne, nueve meses, Eva. Y se la llevó, porque está mal, mi amor, está mal pero somos tres, Eva, yo, nueve meses y tres.
Los genes no importan, vale poco decir sangre, Argentina, Banfield, hermanos. ¿Donde estás, Eva? Si estás...
j.Aguilar.
(Basado en el cuento de Julio Cortazar "Casa Tomada")