El cansancio de la tarde pegajosa y pesada, de tren a hora pico apestando a baño público como tiene que ser y está bien. La gente insiste mucho en que hay que mantener la ciudad limpia, en que es un cambio de conciencia, en que nada más hay que acostumbrarse, pero la ciudad es un ámbito sucio y podrido porque quienes la habitan están sucios y podridos y está creada con el fin de ensuciar y pudrir. La asinación, vivir como hormigas cuando hay tanto espacio, vivir chocándonos los codos, explotándonos e incomodándonos entre todos. Queriendo actuar como buenos samaritanos, guardándonos el papelito en el bolsillo, accediendo a embellecer falsamente una ciudad donde la gente muere en la calle porque no tiene donde dormir, donde el dinero compra la identidad, donde la prostitución, el tráfico, la política, etc... la ciudad ES sucia, porque los ciudadanos están tristes y viven mal, porque está creada para que algunos vivan en las peores condiciones mientras a dos cuadras Palermo, Recoleta y Puerto Madero brillan llenas de luces y pulcras, derramando argentinidad y mentiras, cubiertas de cemento y brea caliente como ocultando el olor a podrido de la tierra muerta en las profundidades. Gangrena.
Y para engañarse a sí mismos, para dar buenas impresiones, los colegios privados se enalzan bellos y seguros, mientras las instituciones públicas se caen a pedazos. Y no hace falta aclarar que la existencia misma del colegio privado es un atentado a la educación pública, ya que el primero depende de la precariedad de la segunda, es decir que mientras peor funcione la escuela pública, más poderosa se hará la insitución privada, la empresa que comercializa el saber, los sofistas del siglo XXI.
/
(Y además, la adultez amenazando en la puerta, los gritos y golpes, toda la violencia proferida como fruto del más puro hastío hacia el mundo humeante, el enojo)
Empieza a latir el odio, la frustración y el fracaso de los que están cagados por el sistema, de los que esperan la revolución en un aumento de sueldo que nunca llega, de los humillados, de los hipócritas que siempre esperan.
Y los más poderosos culpan al pueblo por las posibilidades del pueblo y lo quieren marchitar al igual que ellos están marchitos.
Por todo esto, más que nada, me vuelvo pura angustia y ganas de que me obliguen a irme, a salir a pelear, porque además tiemblo de miedo y sería trágico para la revolución encontrarse con un miedoso más. Por todo esto, también, duermo intranquilo, por todo esto viviré inquieto toda mi vida, ajeno como nadie a la comodidad, renegando de mi asquerosa condición burguesa, clase media, y todo lo que eso conlleva. Por todo esto, la ciudad se yergue bestial, funcional a la desigualdad, funcional al control, al comercio, al consumismo, a que nos exploten, a que nos..